¡Malditas agujetas!
Por Lorenzo Hernández • 7 Feb, 2007 • Sección: Ciencia cotidiana, Preguntas con RespuestaSiempre que hago algo de ejercicio aparecen las dichosas y molestas agujetas. Siempre las atribuía al ácido láctico pero esta teoría tan extendida es falsa. Se llaman agujetas debido a la sensación de agujas clavándose en el músculo, y se creía que se debían al ácido láctico que se libera normalmente durante el ejercicio, tras el cual, quedaba cristalizado dentro del músculo, clavándose sus cristales en las fibras musculares. Dado que el ejercicio hacía disminuir el dolor, se creía que el calor producido por el músculo hacía que los cristales se deshicieran. Esta teoría tan extendida es, de hecho, falsa, ya que el ácido láctico no se cristaliza a temperatura corporal. Así que las agujetas producidas por el ejercicio son en realidad, microroturas fibrilares en músculos a los cuales les hemos exigido demasiado, ya sea porque la fibra muscular es débil o porque estamos desentrenados y la fibra no ha sido capaz de aguantar la intensidad del ejercicio. El dolor típico de las agujetas es debido a la rotura celular dentro del músculo. Con la rotura celular, los elementos del citoplasma de la célula quedan desparramados por el músculo. Estos elementos tienen iones de calcio y potasio, que son muy irritantes y dolorosos, por lo cual el músculo se irrita. El punto álgido del dolor producido por este vertido está entre las 24 y las 48 horas después de haber realizado el ejercicio. Dado que las zonas musculotendinosas, cerca de las articulaciones, y las uniones musculares son los puntos donde se encuentra la mayor concentración de fibras musculares débiles y donde se acumula una mayor tensión, es normal que las agujetas se hagan más intensas en esas zonas. A pesar de todo, las agujetas tienen sus ventajas: permiten eliminar las fibras más débiles, quedando así las más fuertes. Aunque pueda parecer algo muy radical, no lo es tanto, ya que tenemos millones de fibras en cada músculo. Las agujetas son, de hecho, una parte del proceso de adaptación del músculo al ejercicio físico, y lo único que podemos hacer para minimizarlas es graduar bien el ejercicio a realizar, para que la rotura de fibras sea mínima.
Gracias a: Alejandra Gil
