Alexandr Borodín

Por • 7 Feb, 2007 • Sección: Arte y Ciencia, Científic@s, Música

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Si a usted le resulta familiar el nombre de Alexandr Borodín, seguramente sea por su obra musical, ya que se le suele considerar el compositor más innovador desde el punto de vista técnico de la segunda mitad del siglo XIX. Pero este personaje es un claro ejemplo de que el talento científico y el artístico no tienen por qué ser incompatibles. Dividido entre la química y la música, compartió con los nacionalistas una formación musical autodidacta y la lucha por el teatro lírico y una música rusos.Nació en San Petersburgo el 12 de Noviembre de 1833. A la edad de ocho años, el pequeño Alexandr empezó a mostrar interés por la música, y aprendió, de modo autodidacta, a tocar el piano, la flauta, el violonchelo y el oboe. En 1847 aparecieron sus primeros ensayos: un concierto para flauta y piano y un trío para dos violines sobre el tema de Roberto el diablo, de Meyerbeer. En aquella época empezó a mostrar interés por la química; su madre le inclinó por el estudio de la medicina, y en 1850 Borodín inició sus estudios en la Academia Médico-Quirúrgica, donde llevó a cabo, además, estudios de química. Se licenció brillantemente en 1856, y a lo largo de aquel periodo pudo seguir sus estudios musicales. Inmediatamente después de haber realizado los estudios universitarios, fue nombrado profesor asistente en patología y terapéutica de la Academia Médico-Quirúrgica, y en 1857 efectuó su primer viaje por el extranjero, visitando Bruselas y París. También ejerció como médico militar. Prosiguió asimismo en aquellos años sus estudios científicos, doctorándose con la tesis Acerca de la analogía del arsénico con el ácido fosfórico; en 1859 realizó un nuevo viaje por Europa occidental: en Heidelberg perfeccionó sus conocimientos con los célebres químicos MendeleievErlenmeyer. y Por 1862 contrajo matrimonio con Ekaterina, admirable pianista, la que le hizo comprender la importancia y la belleza de las obras de Chopin, Liszt y Schumann, y fue nombrado director del laboratorio de la Academia Médico-Quirúrgica, cargo que ocupó durante toda su vida. Este mismo año conoció a Balakirev y se adhirió al grupo de los “Cinco”, completado por César Cui, Rimski-Kórsakov y Músorgski. Posteriormente se convirtió en uno de los organizadores activos de la Escuela Femenina de medicina. Se convirtió en un profesor pionero al introducir, en 1872, los primeros cursos de medicina para mujeres. Su descubrimiento científico mejor conocido fue la reacción de condensación del aldol, e ideó una prueba analítica para la urea, que fue utilizada hasta bien entrado el siglo XX. El 27 de febrero de 1887, mientras asistía a un baile de disfraces organizado por la academia Médico-Quirúrgica, sufrió un infarto y murió algunos instantes después. Debido a su muerte no pudo acabar una de sus obras principales: El príncipe Igor, primera epopeya musical rusa. Compuso además tres sinfonías (1867, 1876, 1887), el poema sinfónico En las estepas de Asia central (1880), dos cuartetos, la Pequeña suite para piano (1885) y catorce melodías.

Este es un ejemplo de los múltiples casos en los que el talento científico, artístico y/o literario destaca en la misma persona. Empezando por el genio universa Leonardo da Vinci, quien tocó casi todos los palos del arte y la ciencia, pasando por el famoso químico, divulgador científico y escritor de ciencia ficción Isaac Asimov hasta otros quizá menos conocidos como el ruso Alexander Solzhenitsyn que fue Premio Nobel de literatura y científico profesional o Ludwig Ritter von Köchel conocido para el que esté interesado en la música clásica, era doctor en derecho, respetada autoridad mundial en botánica y en geología. Nos legó distintas plantas que llevan su nombre y nos proporcionó el primer catálogo oficial de Mozart.

 

Aquí os dejo una animación con las «Danzas polovtsianas de “El principe de Ígor”.

Para que luego digan que los químicos no pueden tener arte.

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