Autoconsejos para enseñar ciencia.
Por Lorenzo Hernández • 15 Sep, 2011 • Sección: EnseñanzaComo no soy nadie para dar consejos, planteo este post como un autorecordatorio para impartir clases de ciencias este curso que comienza. Puntos que, según mi visión de la enseñanza de la ciencia, debo tener en cuenta.
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En primer lugar, mi misión no debe de ser impartir contenido. Por mucho contenido que imparta nunca será suficiente para que mi alumnado comprenda y pueda solucionar todos los problemas. Lo que sí debo de hacer es que el estudiante, cuando termine el curso, haya mejorado su capacidad de apreciar en qué consiste la veracidad del conocimiento científico. Debo intentar inculcarle el pensamiento científico para que lo pueda usar no sólo para hacer ciencia sino para su vida. Y, sobre todo, para que pueda diferenciar lo que es ciencia de lo que no.
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Debo poner en tela de juicio sus convicciones más profundas de cómo funciona el mundo que le rodea, pero no trasmitiéndole el conocimiento sino experimentando para que ellos sean los que entren en conflicto e introduzcan el nuevo conocimiento a su esquema mental. Hay que tener en cuenta que si aprender es motivador, cuando lo aprendido entra en conflicto con nuestras convicciones lo es más aún.
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Tengo que intentar despertar en ellos la verdadera motivación por la ciencia, la de descubrir el interés, el valor, que tiene acercarse al mundo, indagando sobre su estructura y naturaleza, descubrir el interés de hacerse preguntas y buscar las propias respuestas. Ver ¿Cómo motivar al alumando para aprender ciencia?
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Tengo que intentar dictar los mínimos apuntes. Un profesor que habla es un cerebro que piensa, siempre a punto para la conversación. El profesorado que dicta apuntes tiende a desconectar su cerebro. Ver Leer por hablas. Dictar apuntes.
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De vez en cuando, tengo que recordar alumando que están aprendiendo (aunque ellos no lo sepan).
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Debo olvidarme de querer enseñar mejor y dar el salto a querer que mis alumnos aprendan mejor. Ver ¿Cómo enseñar ciencia?.
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Debo de introducir herramientas útiles que sirvan para explicar fenómenos y/o analizar críticamente las informaciones científicas que el alumnado puede recibir dentro y fuera del aula.
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Debo de intentar que mi alumnado no sientan rechazo hacia la ciencia.
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Debo plantear problemas auténticos y cotidianos (cotidianos para el alumnado, no para mí).
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Tengo que conseguir que sean ellos los que experimenten, los que participen en su aprendizaje.
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Que no aprendan al pie de la letra ( ver «Aprender al pie de la letra no sirve para nada«) ya que no es nuestra forma natural de aprender. Nuestra forma natural de aprender es la comprensión. Para comprender debemos de traducir lo aprendido a nuestra propias palabras, vincularlo con nuestra propia experiencia, buscar nuestros propios ejemplos, etc., que es precisamente lo que nos diferencia de todas esas memorias mecánicas, los dispositivos culturales (ordenadores, fotografías, grabaciones, etc.)
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Debo de intentar usar la argumentación y no que mis alumnos aprendan por autoridad, porque tengan confianza en mis palabras o en el libro de texto. Si no, estarán aprendiendo la ciencia como una religión, donde los físicos y los químicos somos defensores y predicadores del paradigma actual. Ver «Argumentación frente a autoridad«
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Debo de intentar que no aprendan bulímicamente. La educación bulímica fuerza al estudiante a alimentarse con un festín de datos que debe memorizar y utilizar en algunas tareas muy concretamente definidas, tareas que conducen siempre a una única “respuesta concreta” previamente definida por el profesor o por el libro de texto. Tras este uso, los datos son “purgados” para hacer sitio al próximo festín. La educación bulímica, refuerza así un enfoque intensamente local o de corto recorrido sin considerar ningún beneficio de mayor alcance que pudiera surgir de la sucesión de ciclos de alimentación y purga. Ver «La educación bulímica«.
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Dar sentido a todo lo que enseño, aunque no tenga un utilidad práctica inmediata.
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No debo sustituir la pizarra por el powerpoint. Si utilizo la tecnología que sea para cambiar la metodología. Ver «De que sirve la tecnología si no cambiamos de metodología«.
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Si debo de enseñar datos , éstos no deben ser nunca un fin en sí mismos, sino un medio, una vía para acceder a otras formas de conocimiento verbal, más próximas a la comprensión. Los datos son necesarios cuando esos datos son funcionales, cuando sirven para facilitar otros aprendizajes más significativos. Por ejemplo, los alumnos deben aprender aquellos símbolos de la tabla periódica que les ayuden en posteriores aprendizajes (J.I. Pozo y Gomez Crespo, 1998. Ver «Aprender y enseñar ciencias«).
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No dejar de aprender para seguir enseñando.
Y muchos más. Si queréis, podéis seguir vosotros.
Saludos y buen comienzo de curso (con todo lo que está cayendo).

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