Los museos después de Owen.

Por • 27 Jul, 2009 • Sección: Ciencia y viajes., Hablar de Ciencia

Esta primavera me acerqué a Londres unos cuatro días. Y como no, fui al Museo de Historia Natural. Lo primero que me sorprendió es que fuera gratis, algo que aquí en España es casi imposible ver. Sólo hay que acercarse a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia para ver como la cultura vale dinero. Supongo que en este ejemplo podemos comparar la tradición científica de Inglaterra y la de España.

Pero el hecho de que podamos visitar un museo de ciencia con tanta facilidad es gracias a Richard Owen (biólogo, paleontólogo y anatomista comparativo inglés.) Por lo que se le recuerda a Owen es por su trabajo con los dinosaurios. Fue el que acuñó el término dinosauria en 1841. Significa «lagarto terrible» y era una denominación curiosamente impropia ya que hoy sabemos que no eran tan terribles. La última mitad de su carrera estuvo dedicada a una actividad anodina por la que todos debemos estarle agradecidos. En 1856 se convirtió en jefe de la sección de historia natural del Museo Británico, cargo en el que pasó a ser la fuerza impulsora de la creación del Museo de Historia Natural de Londres. Ese gran caserón gótico tan estimado en South Kensington se inauguró en 1880 y constituye un testimonio de sus criterios como naturalista.

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Antes de Owen, los museos se proyectaban primordialmente para uso y edificación de la élite, y hasta a sus miembros les costaba acceder a ellos. En los primeros tiempos del Museo Británico, los posibles visitantes tenían que hacer una solicitud por escrito y pasar por una breve entrevista destinada a comprobar si reunían las condiciones necesarias para que se les pudiera dar acceso al museo. Tenían que volver luego una segunda vez a recoger la entrada, suponiendo que superaban la entrevista, y, luego, una  tercera para ver ya los tesoros del museo. Incluso entonces se les hacía pasar rápidamente en grupos y no se permitía que se demorasen.

El plan de Owen era dar la bienvenida a todos, llegando incluso hasta el punto de animar a los trabajadores a visitarlo al final de cada día y de dedicar la mayor parte del espacio del museo a exposiciones públicas. Hasta llegó a proponer, radicalmente, que se colocaran etiquetas informativas en cada pieza para que la gente pudiese apreciar lo que veía. Tuvo que luchar con la oposición de personajes tan relevantes como T.H.Huxley, quien consideraba que los museos debían ser primordialmente instituciones de investigación.

Owen, al convertir el Museo de Historia Natural en algo que estaba a disposición de todos, modificó nuestras expectativas sobre la finalidad de los museos.

Aquí os dejo algunas fotos propias del museo (hacer clic en la imagen para ampliar):

diplodocus museo historia natural londres

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Frase en la estatua de Darwin

Ballena azul

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2 comentarios »

  1. A ver si copias menos payaso, la mayoría de la información esta copiada con las mismas palabras que el libro una breve historia de casi todo

  2. «Una breve historia de casi todo» es un libro que ha sido referenciado en varias ocasiones en este blog. En este caso, o no lo vi necesario, por ser un texto reducido, o se me pasaría.

    Aún así, gracias por el aviso.

    Por cierto, me gusta hacer reír a la gente. Lo digo por lo de payaso.

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