“Imposible” no es una palabra científica.
Por Lorenzo Hernández • 2 Nov, 2009 • Sección: Breves Historias, Hablar de Ciencia«Imposible no es una respuesta francesa». Esta fue la réplica de Napoleón al conde Lemarois al responder a una de sus órdenes «¡No es posible!».
Nunca pienses que todo está descubierto. Al revés, está todo por descubrir. Si piensas así cometerás el mismo error que cometieron muchos científicos en tiempos pasados. Los científicos en muchas ocasiones no supieron predecir la posibilidad de futuros descubrimientos o inventos que hoy día utilizamos en nuestro quehacer diario e incluso los consideramos trastos viejos (como la radio).
Lord Kelvin, uno de los científicos más grandes del siglo XIX, declaró: «la navegación aérea es de todo punto imposible.» En la época, los científicos más importantes no concebían que algo más pesado que el aire pudiera volar. Y fueron dos hermanos, cuyo oficio consistía en arreglar bicicletas, los hermanos Wright los que hicieron volar la primera máquina más pesada que el aire, el primer avión al que llamaron Flyer.
Hertz y Poincaré, científicos muy reconocidos por sus descubrimientos, no creyeron en la posible invención de la radio, inventada por Nikola Tesla. Más llamativo resulta, cuando fue Hertz el descubridor de las ondas de radio, pero que durante toda su vida se empeñó en negar la posibilidad de las transmisiones radiofónicas. No fueron los únicos, para la ciencia oficial del momento, la invención de la radio era un absurdo.
Algo parecido ocurrió con el espectroscopio. A mediados del siglo XIX el gran filósofo francés Auguste Comte, interpretando la opinión de la mayoría de los científicos de la época, afirmaba que de los cuerpos celestes sólo se podía calcular su movimiento y determinar distancias, pero que resultaba absolutamente imposible estudiar su naturaleza física y química. Sólo dos años después de su muerte, en 1859, los estudios de G. Kirchoff y R. Bunsen facilitaron la invención del espectroscopio, que enseguida se aplicó al estudio de las estrellas para conocer su composición química.
Los intentos de la invención de la bombilla por Edison causaron la misma reacción. Se llegó a decir que aquello de la iluminación eléctrica era una idea completamente idiota. A los pocos meses de esa declaración, el 21 de octubre de 1879, Edison consiguió mantener encendida una bombilla trece horas seguidas.
En 1917 Robert Millikan, que recibía el Nobel en 1923, afirmaba la imposibilidad de aprovechar las reservas energéticas contenidas en el núcleo atómico. Rutherford expresó la misma opinión y Lord Kelvin había sostenido que el átomo era indestructible e impenetrable y que nunca podría conocerse su estructura interna. Incluso Einstein, cuya famosa fórmula E=mc2 permite calcular con precisión la cantidad de energía contenida en el átomo que se puede liberar, declaró en diversas ocasiones que no se podía pensar en una nueva y enorme fuente energética.
Si alguna vez has visto una película de ciencia ficción y dices que algo es imposible (invisibilidad, vivir en otros planetas, viajar al pasado, etc.) lo que debes pensar es que, en realidad, ése algo imposible lo es en un determinado momento. La imposibilidad es relativa. Tenemos que separar lo que es físicamente imposible de lo que es sólo un problema de ingeniería muy difícil de resolver.
Resulta al menos llamativo que personajes tan inteligentes y cuyos descubrimientos cambiaron el mundo no creyeran posible otros descubrimientos similares. Einstein, que con su teoría de la relatividad revolucionó la física y cambió el mundo, no creyó en otra teoría física, la física cuántica, que del mismo modo cambió la física y el mundo. De ahí su famosa frase «Dios no juega a los dados con el Universo».
Moraleja: nunca digas nunca jamás.
Estupendo el post y también el blog; sólo una precisión porque hay un error en el texto, Marconi no inventó la radio:
http://es.wikipedia.org/wiki/Nikola_Tesla