La “educación bulímica”.
Por Lorenzo Hernández • 12 Dic, 2010 • Sección: EnseñanzaLa educación reglada en muchas ocasiones parece una competición que hay que ganar. A ver quien saca más nota y acaba antes la carrera.
Estoy desintegrando (como diría Sergio L. Palacios) “Lo que hacen los mejores profesores universitarios”, un libro de Ken Bain que recomiendo a todos aquellos profesores que quieran reflexionar sobre su práctica docente. En un fragmento del libro cita a Robert de Beaugrande (murió en 2008) que dice:
“La educación bulímica fuerza al estudiante a alimentarse con un festín de datos que debe memorizar y utilizar en algunas tareas muy concretamente definidas, tareas que conducen siempre a una única “respuesta concreta” previamente definida por el profesor o por el libro de texto. Tras este uso, los datos son “purgados” para hacer sitio al próximo festín. La educación bulímica, refuerza así un enfoque intensamente local o de corto recorrido sin considerar ningún beneficio de mayor alcance que pudiera surgir de la sucesión de ciclos de alimentación y purga”.
Para evitar ciclos así, dice Ken Bain, los profesores se abstienen habitualmente de hacer llamamientos a la competición. Ponen interés en la belleza, utilidad o intriga de los asuntos a los que intentan dar respuesta con sus estudiantes, y se dedican a conseguir respuestas a preguntas en vez de únicamente al “aprendizaje de información”. Hacen promesas a los estudiantes e intentan ayudar a cada uno de ellos para que consiga cumplirlas en el mayor grado posible. Y lo más importante, esperan más que un aprendizaje bulímico, elaborando y subrayando para sus estudiantes nociones fascinantes sobre lo que significa desarrollarse como personas inteligentes y educadas. Ponen en liza objetivos desafiantes, pero también escuchan a sus estudiantes, las ambiciones de éstos, e intentan ayudarlos a comprender esas aspiraciones de manera más sofisticada y satisfactoria.
Ya, ya, que bonito es todo cuando está escrito y qué difícil es hacerlo en el aula sobre todo cuando hay alumnos que no quieren aprender.
Lo que debemos de tener claro es que una “educación bulímica” produce “estudiantes y ciudadanos bulímicos”. Tengamos esto en cuenta cuando enseñemos.

[…] Debo de intentar que no aprendan bulímicamente. La educación bulímica fuerza al estudiante a alimentarse con un festín de datos que debe memorizar y utilizar en algunas tareas muy concretamente definidas, tareas que conducen siempre a una única “respuesta concreta” previamente definida por el profesor o por el libro de texto. Tras este uso, los datos son “purgados” para hacer sitio al próximo festín. La educación bulímica, refuerza así un enfoque intensamente local o de corto recorrido sin considerar ningún beneficio de mayor alcance que pudiera surgir de la sucesión de ciclos de alimentación y purga. Ver “La educación bulímica“. […]
[…] Uno de los ejes de la clase fue justamente este último aspecto, el de las competencias y el aprendizaje competencial; un aprendizaje del que, personalmente destacaría una idea: nos hace crecer como personas. Humildemente considero que esta simple frase conlleva muchos de los otros aspectos clave del aprendizaje competencial como que nos permita resolver nuestros problemas, definir nuestros retos y lograr nuestros objetivos; que nos ayude a comprender nuestro mundo y a nosotros mismos lo que, a su vez, permite que nos reinventemos. Es un enfoque totalmente opuesto al aprendizaje bulímico. […]
[…] mismos lo que, a su vez, permite que nos reinventemos. Es un enfoque totalmente opuesto al aprendizaje bulímico que mencionaba la […]