¿En qué consiste preparar una clase?
Por Lorenzo Hernández • 9 Sep, 2011 • Sección: EnseñanzaLa idea que se suele tener del profesorado es la que hemos tenido todos por nuestro paso por la enseñanza. Sólo hemos visto la actuación del profesor a la hora correspondiente. A veces, en algunos casos demasiadas veces, la actuación del profesor consistía en lo siguiente:
-Buenos días señores. Abran ustedes el libro por la página 20 y hagan las actividades de la 1 a la 10. Las actividades están relacionas con lo que explicamos ayer así que deben saber hacerlas. Quien tenga alguna duda que se acerque a la mesa para que se la pueda resolver. Mañana deben estar hechas dichas actividades y sacaré a uno a la pizarra para evaluarlo. Silencio y a trabajar.
La tensión se podía cortar ¿verdad?
Si esta es la visión de lo que es un profesor, es normal que la gente piense lo que piensa. Pero esta es la imagen de un mal profesor. ¿Que los hay? Por supuesto (aunque yo cada vez conozco a menos), al igual que hay funcionarios que en la ventanilla de turno sólo ponen pegas, o políticos que están en política para forrarse, o médicos que sólo piensan en cuánto se van a meter en la saca con una operación. En estos casos el tiempo de dedicación a una clase es mínimo o nulo.
Pero cuando hablamos de profesores tenemos que referirnos a los buenos profesores. ¿Qué hace un buen profesor cuando prepara una clase? Lo describen muy bien Alejandra García Franco y Andoni Garritz Ruiz, en su artículo “Desarrollo de una unidad didáctica: El estudio del enlace químico en el bachillerato.”
La preparación de un solo tema de la clase puede llevar horas a un buen profesor. No se trata únicamente de pasar la vista someramente por algunos libros de texto que traten el tema al que el profesor va a enfrentarse con las y los estudiantes, sino de comprender a fondo las múltiples implicaciones que tiene el aprendizaje de dicho contenido. Y no se trata sólo de aspectos sobre el contenido científico, sino también sobre la aplicación del conocimiento pedagógico del contenido (Shulman, 1986, 1987; Gess-Newsome y Lederman, 1999), con todos sus recovecos, como la organización y el manejo de la clase, la selección de modelos y estrategias de instrucción, el cuidado del discurso en la clase y las fuentes del conocimiento pedagógico personal (Morine-Dershimer y Kent, 1999), para finalizar con la selección de estrategias de evaluación y valorar el posible éxito o fracaso obtenido durante el tratamiento del tema. El concepto referido se ha denominado en España «conocimiento didáctico del contenido», desde su introducción por Vicente Mellado(1996).
La preparación de clases es una tarea que debe enfrentar diariamente el profesor. Multitud de dudas le asaltan cotidianamente: ¿Qué debo hacer con mis estudiantes para ayudarlos a entender este concepto científico? ¿En qué materiales me puedo apoyar? ¿Qué cuestiones es posible que mis estudiantes sepan ya y cuáles otras serán difíciles para ellos/ellas? ¿Cuál es la mejor manera de evaluar lo que mis estudiantes han aprendido? (Magnusson et al., 1999).
Todo esto teniendo un alumnado diverso: de distintas nacionalidades, con necesidades de apoyo educativo, etc.
Muchos pensarán, como yo pensaba cuando era estudiante de Bachillerato, que el profesor el primer año se prepararía todo el material y los demás años repetiría lo mismo, de tal manera que el trabajo duro se reducía al primer o primeros años de trabajo. Deespués, solamente se encargaría de repetir exámenes, esquemas, ejercicios resueltos, etc.
Me equivocaba como se equivocan muchos ahora. Eso lo haría un mal profesor. Un buen profesor debe de innovar cada día su enseñanza, independientemente del tiempo que haya ejercido la docencia. Guardar lo que funciona, sí, pero siempre adaptándolo y renovándose dependiendo del alumnado, el contexto y de las necesidades de cada momento.
Como un buen médico, un buen profesor nunca debe dejar de aprender nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje. Y, creedme, hay mucha tela que cortar en este tema.
Un buen profesor debería tener siempre en mente, para intentar llevarlo a cabo en el aula, lo que Ken Bain considera, en su libro «Lo que hacen los mejores profesores universitarios» (aplicable a secundaria) los cinco elementos que caracterizan a un buen profesor:
- 1) Un buen profesor hace preguntas provocadoras o presenta retos o problemas fascinantes. Como a los estudiantes les gustan las historias, un buen profesor frecuentemente cuenta historias para estimular la realización de una pregunta o un problema.
- 2) Los buenos profesores incitan a los estudiantes a aceptar las preguntas o problemas como suyos propios.
- 3) Un buen profesor es capaz de estimular a sus estudiantes a pensar críticamente: aplicando, analizando, sintetizando y evaluando la pregunta o el problema.
- 4) Los buenos profesores no piden a sus alumnos que sólo memoricen, lo que se suele llamar aprender “al pie de la letra”. Memorizar “al pie de la letra” no es la manera natural de aprender y, además, sirve para bien poco si hablamos de aprendizaje.
- 5) Al final de la presentación, los buenos profesores formulan una nueva pregunta o problema.
Todo esto no aparece como arte de magia ya que, en contra de la falsa crecencia, (ver 10 mitos y errores sobre el profesor) un profesor no nace sino se hace.
Muchas más cosas hace un buen profesor pero no quiero aburriros.
Creo que no tiene mucho sentido extrapolar todo este esfuerzo a horas de trabajo. Seguramente algunos profesores trabajen muchas más horas que la jornada laboral más larga y otros trabajen menos que los reyes magos, pero cuando hablamos de profesores haremos justicia si pensamos en los buenos profesores.
y esos profesores, los buenos, nunca se olvidan y ,a veces, hasta generan vocaciones en sus alumnos….
Sí. Sobre todo en la universidad, muchos profesores tienen la docencia como segundo plato primando la investigación. No reprocho nada pero creo que es igual de importante porque ¿cómo vas a motivar a tu alumnado sobre tu especialidad, sobre lo que tú investigas, si no les trasmites la pasión que sientes, el placer de aprender de dicha asignatura? ¿No es una forma de asegurarse futuros buenos investigadores en tu especialidad?
Muchos científicos ya se han dado cuenta de la importancia de divulgar la ciencia para que no sea elitista y llegue a todo el mundo. De este modo el ciudadano la entenderá y no sólo podrá participar en ella sino apoyarla. Una buena divulgación científica mejora la imagen de la ciencia y beneficia a los propios científicos.
Seguiremos mejorando cada día para generar vocaciones.
Saludos.
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