Cosas que habría que saber antes de estudiar ciencia (V): la verdad científica (II).
Por Lorenzo Hernández • 1 Jun, 2013 • Sección: Hablar de CienciaEn esta serie de posts sobre «Cosas que habría que saber antes de estudiar ciencia» merece la pena retomar el tema de la verdad científica. Si el primer post sobre este tema lo dediqué a hablar sobre las teorías sobre la verdad, la verdad como correspondencia con la realidad y la verdad como coherencia, en este voy a hablar de cuándo se considera que algo es una «verdad científica». No me voy a referir a cómo se llega a una «verdad científica», ya que sería mucho más difícil, sino que voy a intentar enfocar el tema desde el final, es decir, ¿por qué hoy día consideramos algunas afirmaciones como «verdades científicas»? Por ejemplo, ¿por qué consideramos como correcto que el Universo tiene una edad de 13700 millones de años (Ma), que hemos evolucionado a partir de una antepasado común, que nuestra información genética está codificada en una molécula llamada ADN, que los continentes se mueven o que la Tierra tiene una antigüedad de 4470 Ma?
También resulta interesante hablar de si existen distintos grados de «verdades científicas» e incluso si no somos demasiado pretenciosos al llamarlas verdades.
[pullquote]Una «verdad científica» es una verdad difícil de modificar.[/pullquote]Habría que empezar matizando que cuando hablamos de la «verdad científica» no estamos hablando de una verdad absoluta, superior a las demás verdades sobre el mundo, sino que se trata de un consenso duradero pero que tiene carácter tentativo. Entonces el tema se centra en cómo llegamos a este consenso o cuándo los científicos se ponen de acuerdo en que algo es una «verdad científica». Digamos que una «verdad científica» la consideramos como la verdad «más» cierta. Dicho de otro modo, una «verdad científica» es una verdad difícil de modificar. A esto nos referimos cuando decimos que la «verdad científica» es una verdad objetiva. Con esto no se quiere decir que el científico tenga un don especial y que sea capaz de descubrir verdades objetivas sobre el mundo, sino que la verdad objetiva de la ciencia se trata de un consenso. Podríamos decir que es una verdad subjetiva compartida por todos los científicos. Claro que hasta llegar a esta verdad científica existen controversias, conflictos y/o diferentes teorías que compiten para explicar un fenómeno. Entendido esto, a partir de ahora dejo de usar comillas para indicar que esa verdad no es una verdad absoluta.
Podríamos decir que:
- Una verdad científica será aquella que se base en pruebas independientes y repetibles, concordantes, y que no estén en contradicción con ningún dato empírico.
- Y las pruebas son «observaciones, hechos, experiementos, señales, muestras o razones con las que se pretende mostrar que un enunciado es verdadero o falso» (Jiménez Aleixandre, 2010). En este caso hablamos de enunciados científicos.
Centrémonos en varios ejemplos:
La edad de la Tierra.
Hoy día, según el cálculo más reciente del 2010 (consultado en Wikipedia), consideramos que la Tierra tiene 4470 millones de años (Ma) ± 1%. Si nos fijamos en la historia de la datación de la edad de la Tierra (podemos mirar también Wikipedia) veremos que se han dado muchas fechas para su inicio o que ni siquiera se consideraba dicho inicio, que siempre ha estado tal y como es. Dejando a un lado los fundamentos basados en la Biblia, que databan la Tierra en unos 4004 años aC, intelectuales y científicos de distintas épocas, como Kepler, Buffon, Halley, Fourier, Kelvin, Darwin o Rutherford, han aportado su grano de arena.
Ya en el siglo XVII se produjo un distanciamiento de las sagradas escrituras y se empieza a aplicar las leyes de la física al estudio de la historia de la Tierra. A finales del siglo XVIII la enseñanza de la Biblia del origen de la Tierra tiene que adaptarse a la geología. En el siglo XIX, la física impone sus conclusiones y la data su fecha, entre muchas otras consideradas, primero en un máximo de 300 Ma, después en 20 Ma…llegando al dato más reciente de unos 4470 Ma.
Los científicos han usado muchas estrategias para intentar saber la edad de la Tierra:
- Los tiempo de estratificación y de erosión.
- Los tiempos de enfriamiento de aglomerados esféricos de diferentes tamaños extrapolados a la Tierra.
- El contenido de sal de los océanos.
- La evolución de la distancia Tierra-Luna.
- La precesión de los equinocios.
Incluso la evolución de las especies de Darwin y Wallace necesitaba un tiempo muy superior al calculado en su época para que se produjera dicha evolución.
Pero la prueba más fiable y la que ha hecho inamovible, excepto en afinar la fecha, ha sido la radiactividad. ¿Por qué este dato lo consideramos ahora como una verdad científica? ¿No es posible que sea un dato como lo eran las dataciones antiguas?
En ciencia nunca digas nunca, y es posible que un día se descubra algo realmente revelador que mueva esta fecha a un tiempo mucho más lejano o cercano (en muchas ocasiones han caído enunciados «más verdaderos» que este). Pero esta fecha se considera como verdadera porque ha habido bastantes acumulación de datos experimentales y con una elevada concordancia con las teorías y modelos actuales de astronomía, geología, física, biología, paleontología, etc. Por esto, el dato de 4450 Ma no es una simple cifra más en una serie de edades que solamente afectarían a los astrofísicos sino que es esta escala de tiempo y no otra la que hace inteligibles muchísimas cosas en ciencia, desde la formación de los continentes, el origen y la evolución de la vida o el establecimiento del orden del sistema solar. Si este dato cambiara mucho produciría una enorme crisis en otras ciencias y en muchos descubrimientos muy desarrollados hoy día. Como he dicho, no sería la primera vez ni la última que caería un paradigma científico y se produjera una gran revolución, pero parece bastante improbable por las pruebas que hoy día tenemos.
La fecha se podrá modificar levemente pero lo que parece seguro es que no volveremos a fechas anteriores porque son incompatibles con todas las teorías y modelos que tenemos de la evolución geológica, biológica y estelar.
La evolución.
Con este ejemplo voy a ser mucho más rápido y esquemático ya que la conclusión es la misma. Cojamos como una verdad científica una conclusión que se obtiene de la teoría de la evolución:
«Todos los seres vivos proceden de uno (o pocos) antepasados comunes».
¿Por qué los científicos consideran esta afirmación como una verdad científica? Porque, como he indicado en el tema de la edad de la Tierra, hay suficientes pruebas experimentales, de distintas ramas de la ciencia, cuya explicación necesita a la evolución. Hay pruebas de registro fósil, pruebas bioquímicas (de rutas metabólicas), pruebas genéticas (código genético universal), pruebas embriológicas (recapitulación filogenia), pruebas anatómicas (homologías), pruebas biogeográficas (radiación adaptativa), cambios en la especies (cambios de coloración, resistencia a insecticidas). Estas pruebas nos llevan en primer lugar a varias conclusiones: Las especies cambian con el tiempo, los seres vivos comparten rasgos fundamentales, un antepasado origina distintas especies…lo que nos lleva a la conclusión de que «todos los seres vivos proceden de uno (o pocos) antepasados comunes».
Grados de «verdades científicas».
Podemos concluir de estos ejemplos que puede que haya afirmaciones científicas que sean más verdaderas que otras. Por ejemplo, puede que decir que el Universo comenzó con un Big Bang hace unos 13700 Ma sea una afirmación menos verdadera y, por tanto, más cambiante, que la edad de la Tierra o que la evolución. Es lógico pensar que hay ramas de la ciencia donde es más fácil encontrar pruebas concluyentes que confirme una teoría. Así, que sepamos, no quedan restos del origen de la vida y, muy posiblemente, nunca tengamos una prueba directa de cómo se originó la vida. Pero realmente, en ciencia, muy pocas pruebas son directas.
Un pequeño apunte publicitario.
El abuso de los anuncios de identificar lo «científicamente probado» con una verdad inmutable no nos debe confundir. Debemos interpretar ese «científicamente probado» como que determinada afirmación está basada en pruebas sólidas, difíciles de rebatir y difícilmente cambiantes. El timo, claro está, es que lo que proclama la publicidad no está científicamente probado.
Conclusión
Podemos concluir que una verdad científica, aunque no represente «La Verdad» sobre el mundo, ya que va cambiando conforme vamos acumulando nuevas evidencias de fenómenos o hechos desconocidos, se trata de la verdad más objetiva (más consensuada) que tenemos y la más difícil de modificar ya que se basa en pruebas. Por tanto, se trata de la verdad más fiable que tenemos y no debemos quitarle un ápice de valor.
A modo de esquema:
Fuentes consultadas:
- 10 ideas clave. Competencias en argumentación y uso de pruebas. Jiménez Aleixandre, Mª Pilar (2010); EDITORIAL GRAO.
- La Tierra. De los mitos al saber. Hubert Krivine. Biblioteca Burdián. 2011.

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