Las jirafas no son como antes ¿un mito?
Por Lorenzo Hernández • 19 Nov, 2009 • Sección: El año de Darwin, Enseñanza, Mitos falsosLlega a mis manos el último ejemplar de la revista Alambique de Didáctica de las Ciencias Experimentales que está dedicado en exclusiva a la evolución y lleva como título Darwin y la evolución de los sistemas. Me llama la atención un artículo escrito por Marcela Torreblanca de la Universidad Nacional del Noroeste de la provincia de Buenos Aires (UNNOBA), Ana Lía De Longhi de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y Graciela Merino de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP). Cuestionan el uso del recurso más utilizado por los profesores para introducir la enseñanza de los conceptos evolutivos, preferentemente en lo que respecta al desarrollo de la teoría darwiniana.
El cuento que nos han contado a todos.
La mayoría de los libros de texto utilizan el ejemplo del alargamiento gradual del cuello de la jirafa para confrontar las teorías de Darwin y Lamarck. Pero esta historia puede no tener asideros científicos. En la simplificación, se puede incurrir en errores y en caricaturizaciones simplistas. La historia puede ser un excelente recurso, pero no el recorte anecdótico que traen algunos libros de texto que perpetúan errores sin citar las fuentes. Los manuales y libros aún insisten en presentar la teoría de la evolución con la historia de la jirafa, particularmente la «evolución del cuello.» Según Lamarck, presentada como equivocada respecto a la versión «superada» por Darwin. Ambas explicaciones resultan especulativas, al no presentarse con suficiente soporte científico, y, en consecuencia, poco efectivas como recurso de enseñanza.
Quien no conozca el típico ejemplo que lea lo siguiente, quien lo conozca puede pasar al siguiente epígrafe.
De acuerdo con el pensamiento de Lamarck la evolución de un animal como la jirafa podría ser relatada de la siguiente manera: Un cambio en el ambiente, como por ejemplo la disminución de las hojas de las ramas bajas de los árboles, provocó una alteración en la conducta de las jirafas (que por entonces tenían cuello corto). Ante las nuevas condiciones surge la necesidad de estirar el cuello para alcanzar las ramas con hojas. El constante uso del cuello promueve su crecimiento. Este cambio adquirido es transmitido a los descendientes, quienes, a su vez, deberán esforzarse también por alcanzar las ramas cada vez más altas. De esta manera las jirafas adquirieron un cuello tan largo.
Según Darwin:
En un principio existiría una población de jirafas de cuello y patas de longitud normal. Algunos de ellos, que tenían el cuello y las patas algo más largos, podrían alimentarse de hojas de acacia, lo que les ayudaría a sobrevivir mejor en las épocas de sequía. Actuó la selección natural, que permitió a los mejor adaptados, los más altos, reproducirse. Entre los descendientes abundarían más los individuos altos y, de nuevo, la selección natural seleccionaría a los más altos de entre ellos, pues los más bajos era más probable que murieran de hambre antes de llegar a adultos. De este modo, como en cada generación se reproducían los animales más altos, cada vez los descendientes eran más altos. Al cabo de unos millones de años, la totalidad de los animales eran altos, como las jirafas actuales.
¿Cómo y cuándo se creo este mito?
Stephen J. Gould en su artículo «The Tallest Tale» (1996) comenta que todos los libros de secundaria presentan de la misma manera la teoría de la evolución y argumenta que ningún historiador natural «docente» usaría un caso especulativo como ilustración de su teoría fundamental. Para Lamarck fue sólo un ejemplo más; nunca los convirtió en un el modelo básico que demostrara su teoría. Darwin ni menciona el cuello de la jirafa como ejemplo de selección natural en su primera edición del Origen de las Especies (si se extendió en la sexta edición para rebatir las objeciones de Mivart (1871), quien, utilizando este ejemplo, puso en duda la selección natural).
Según Gould uno de los primeros que utilizó esta historia fue el paleontólogo norteamericano Osborn en su libro de 1918 El origen y evolución de la vida. Osborn confrontó las dos teorías con el ejemplo del cuello de las jirafas y concluyó que probablemente Darwin estaba en lo cierto y Lamarck se equivocó. Y ese fue el comienzo de la leyenda de los libros de texto.
Pero además, más que Lamarck, el responsable de esta concepción de la jirafa fue Étienne Geoffroy Saint-Hilaire, posiblemente el único científico de Francia que había visto una jirafa personalmente antes de 1826. Había sido el científico de la expedición de Napoleón a Egipto en 1798.
Las pocas pruebas fósiles de que se dispone no indican que las jirafas antiguas fueran más pequeñas; todo lo contrario, una jirafa del Mioceno era más robusta que la actual. En el lenguaje que utilizamos en la enseñanza para explicar las adaptaciones hace pensar al alumno que todas las estructuras fueron diseñadas para algo, que tienen una finalidad. Corremos el riesgo de incurrir en el error al asignar una meta previa a la selección natural y un propósito u objetivo implícito en el cambio evolutivo.
¿Qué debemos hacer con las jirafas en clase?
Pues como ocurre con otros temas, la mejor opción puede ser debatir la propia historia. Las investigadoras proponen usar la historia para generar debate y plantear situaciones problemáticas valiéndose de los mismos textos. Así, por medio del diálogo y la argumentación, los alumnos sacan sus propias conclusiones.
No soy biólogo, pero sí tengo que impartir biología en los cursos de diversificación. Me ha venido muy bien esta reflexión.
Os recomiendo leer el artículo completo, para ello tendréis que ir a una biblioteca para obtener la revista ya que no está disponible en formato digital.
eso es ilutrativo para uno
y saber
como es la ciencia yo soy fanatico de todo la ciencia de
darwin
y de otros cientificos
como conoser mas sobre la jira fa y que me cueen mas sobre la que rida jirafa
hola
Soy profesor de Biología y te agradezco este artículo. Es bueno que entre todos consigamos evitar los fallos continuados de los libros de texto (y a ver si los editores actualizan estos ejemplos como el de la jirafa, cuando cambian sus ediciones). Un buen material. Gracias.
Lo que no sé es el motivo de que sigan haciendo este tipo de libros de texto que, según la opinión de los especialistas en didáctica, emiten una imagen distorsionada de la ciencia y no sirven para que el alumnado aprenda ciencia ni para que el profesorado haga (hagamos) actividades realmente productivas.
Me alegro de que te sirva.
Gracias y un saludo.
mui buena explicacion
No sirve