Los científicos: ¿crean o descubren?
Por Lorenzo Hernández • 3 Mar, 2011 • Sección: Hablar de CienciaHe hablado de esto alguna vez porque es un tema del cual me gusta reflexionar porque, aunque creo que ni a científicos y artistas les importa demasiado, sí he escuchado o leído argumentos donde se defiende que los científicos no son creadores, sino que descubren lo ya creado: la naturaleza. Por ejemplo, en el libro La poesía de los números de Antonio J. Duran, Catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de Sevilla, leo que Fernando Savater en Las preguntas de la vida escribió:
“Es el creador quien fabrica algo que sin él nunca hubiera llegado a ser, el que trae algo al mundo que sin él nunca podría haber existido precisamente de ese modo y no de otro más o menos parecido».
Según este argumento, Leonardo da Vinci, Picasso, Mozart, Shakespeare o Cervantes, fueron creadores porque sin ellos no existiría La Gioconda, El Guernica, La Flauta mágica, Romeo y Julieta o el Quijote. Igual habría obras que hablaran del mismo tema y tuvieran un argumento parecido, pero nunca serían iguales a estas obras.
Ya hablé en otra ocasión (¿Si Einstein no hubiera existido, lo hubiera descubierto otro?) que la teoría especial de la relatividad fue una teoría que, quizá, si no la hubiera desarrollado Einstein lo hubiera hecho otro, porque era una teoría que estaba en el aire por los descubrimientos de la época. Pero que la teoría general de la relatividad fue una creación matemática surgida únicamente de la imaginación de Einstein y, sin él, puede que nunca la hubiéramos llegado a desarrollar.
Es cierto que los científicos lo que hacen es explicar lo que ya existe. Los científicos no crean la tierra esférica, sino que descubren que es así; no crean los electrones, sino que descubren que existen y cómo se comportan. Pero en el hecho científico hay, sin embargo, dos planos: uno es lo descubierto-ya sea un teorema, una ley universal, una galaxia o un elemento químico-, y otro es la forma en que se hace o se justifica el descubrimiento (Antonio J. Duran).
Los científicos descubren, pero para descubrir algo hay que crear la forma de descubrirlo. Y, a veces, esta forma ha sido tan original y genial, que podríamos decir que aunque otro hubiera descubierto lo mismo años más tarde seguro que no lo hubiera hecho de la misma manera.
Casos así ocurren sobre todo en matemáticas, ya que es una ciencia completamente inventada, creada, por el ser humano y que además es la única que se basa en ella misma, en sus axiomas y teoremas. Las relaciones geométricas existían antes de que las matemáticos empezaran a destriparlas, pero el método por el cual se descubrieron no estaba descrito.
Un ejemplo, y que Durán describe en su libro La poesía de los números, es la relación existente entre las áreas de la parábola y el triángulo (lo que llamamos la cuadratura de la parábola), puesto que si Arquímedes no la hubiera descubierto, algún otro lo habría hecho más tarde o más temprano. Pero, Arquímedes no sólo estableció la relación entre esas áreas, sino que lo hizo de una determinada manera; y es, precisamente, a esa forma específica de establecer la relación entre áreas equilibrándolas mediante una palanca, a la que sí se le puede llamar un acto de creación. Esa manera de descubrir lleva el sello inconfundible de Arquímedes; al igual que no podemos imaginar Las Meninas sin Velázquez, es difícil imaginar esos razonamientos geométricos sin Arquímedes.
En su obra sobre La cuadratura de la Parábola, Arquímedes probó que el área definida por una parábola y una línea recta equivalía exactamente a 4/3 el área del correspondiente triángulo inscrito, tal y como se puede observar en la figura de la derecha. Para obtener ese resultado, desarrolló una serie geométrica infinitesimal con una razón común de 1/4. Determinar los centros de gravedad implica una forma de «pesadas de las figuras» en una balanza conceptual. Arquímedes explota esta noción para evaluar las áreas y los volúmenes, lo que él denomina su “método mecánico”.
Del mimos modo, antes o después habríamos ingeniado un experimento que demostrara que la Tierra gira, pero quizá no hubiera sido con el sencillo péndulo de Faucault; quizá hubiéramos descubierto la carga del electrón, pero quizá no con el brillante experimento de la gota de aceite de Millikan; o quizá hubiéramos descubierto la ecuación que rige la atracción de los planteas, pero no calculando la caída de la Luna hacia la Tierra.
Los científicos descubren el comportamiento y la estructura la naturaleza, pero crean la manera de hacerlo, una manera única y, a veces, irrepetible. En este sentido, son creadores del mismo modo que los artistas, escritores o músicos.
Fuente consultada: La poesía de los números de Antonio J. Duran

son los que se dan cuenta de las cosas y a su vez les asignan su propio enfoque
Buenas!
Te he enlazado dos entradas en el post que acabo de publicar en mi blog:
http://elmundoderafalillo.blogspot.com/2011/03/no-es-mio-pero-es-interesante-xxviii.html
Ahora te comento en la otra 😉
Tengo conocimientos bastante buenos de matemática y me costó mucho menos entender el Análisis Matemático y el Cálculo Integral que permite determinar áreas bajo curvas que «El Método» de Arquímedes cuando lo leí. Nuestra mente está tan preparada y dirigida desde la escuela primaria a entender la Matemática enfocada desde un punto de vista determinado y funcional a las matemáticas modernas que prácticamente extirpan otras maneras de visualizar los problemas, extirpando de paso algo de nuestra creatividad (ya que lo mencionas en el blog).
El Método de Arquímedes es de hecho muy intuitivo y elegante, mezclando una matemática extremadamente geométrica (para el pensamiento actual) con principios físicos fundamentales, siendo un precursor del cálculo integral moderno.
Cuando lo entendí, finalmente, pude darme cuenta de la genialidad del siracusano. Creo yo que con las escasas herramientas de que disponía, podemos decir que fue uno de los genios más admirables de la historia de la Humanidad.
[…] ¿Es esta separación tan estricta? Un científico y una artista también tienen cosas en común. La imaginación ha sido siempre signo de distinción de los buenos científicos y artistas pero la experiencia más extraordinaria que el científico y el artista comparten es el momento creativo, realmente, al contrario de lo que indica la tabla anterior, ambos crean (ver Los científicos: crean o descubren). […]