Vida «artificial»; Religión vs Ciencia; y el porqué y el cómo.

Por • 29 May, 2010 • Sección: Enseñanza, Hablar de Ciencia, Religión

¡La existencia, el ridículo milagro de la existencia! ¿A quién, al abrirse el día, no le ha parecido nunca el mundo una visión increíble? ¿Y a quién las estrellas sobre su cabeza, y la mano y la voz que tiene tan cerca, no le han parecido nunca indeciblemente maravillosas, totalmente por encima del entendimiento? No conozco ningún gran pensador de ningún país o época que no considere que la existencia es el misterio de todos los misterios’.

John Archibald Wheeler.

Otra vez enzarzados en el eterno debate sin sentido,  la Religión frente a Ciencia, la Iglesia contra los científicos…Vida «artificial», buena noticia para comentar en clase, por su importancia científica y por su carácter filosófico de la vida. (Por cierto, parece que está mal usado eso de artificial, mejor decir sintética. Lee el siguiente artículo aclaratorio: El exagerado anuncio de la creación de vida sintética. Microsiervos.com)

Es inevitable que a cualquier profesor de ciencia se le presente la situación en la que un alumno le pregunte sobre la religión y sobre su creencia religiosa, ya que en secundaria se tratan temas como el heliocentrismo, el origen de la vida o la evolución, y sus conflictos históricos con la Iglesia.

En mi opinión, un profesor no debe influir en la creencia religiosa o ideológica del alumnado, aunque tenga su opinión, por varios motivos:

  • Primero: La religión es un asunto personal y corresponde al ámbito familiar. Aunque esto no es incompatible con el debate de los dogmas religiosos y el sentido y uso de la religión, haciendo pensar al alumnado.
  • Segundo: Creo que la ciencia y la religión pueden convivir en una misma persona.
  • Y tercero: Si uno quiere acercar la ciencia a los alumnos y a los ciudadanos, creo que lo peor que se puede hacer es darle a elegir entre ciencia y religión, porque casi seguro que elegirá la segunda. ¿Acaso sus abuelos y sus padres le hablan de átomos o de evolución, de Newton o de Darwin, con la misma frecuencia que de la Virgen, Jesucristo o de Dios?

Alguna vez un alumno me ha dicho:

«Profesor, yo sé que lo que dice la ciencia es verdad, pero soy creyente. ¿Cómo puedo conciliar los dos ámbitos?»

Sin entrar en grandes reflexiones filosóficas, les suelo responder que, para resolver dicho dilema, la ciencia explica el cómo se producen las cosas y la religión, para los creyentes, explica el porqué. Así, aunque se sea creyente, es absurdo negar la evolución de las especies o el origen químico de la vida. La ciencia te dice cómo hemos llegado a ser como somos, desde el Big Bang hasta hoy, pero no puede explicar el porqué. No puede explicar por qué todo está lleno de átomos, por qué las leyes físicas son como son y por qué estamos vivos en este pequeño planeta. Un porqué nos lleva a otro porqué.

¿Por qué hay algo en lugar de nada, y por qué ese algo está estructurado de esa manera? Tal como decía hace poco Stephen Hawking, «¿Por qué el universo se toma la molestia de existir?». Evidentemente, esta pregunta no se podrá responder nunca, y sin embargo no carece de sentido emocional. Meditar acerca de ella puede inducir lo que William James llamaba «mareo admirativo ontológico». Jean-Paul Sartre lo llamaba «náusea». Afortunadamente, estas reacciones duran poco; de lo contrario, uno se volvería loco inhalando lo que James llamaba «el dañino aliento del por qué definitivo».

Martin Gardner.

Así, el porqué original nunca lo sabremos. Quizá descubramos cómo se inició este universo, qué habían antes del Big Bang, otros universos paralelos, etc., pero nunca el motivo de toda esta creación. Iremos profundizando y perfeccionando el  cómo, el cuándo y el dónde,  pero el porqué nunca lo alcanzaremos (y, de hecho, nunca avanzamos en ese aspecto. Hoy día la respuesta a esta pregunta está tan avanzada como en la antigua Grecia) .

¡Ojo! En mi opinión, la religión tampoco convence con sus orígenes de la creación. Imaginémonos que aparece de repente ese ente misterioso y supremo llamado Dios y nos dice:

«¡Escuchadme seres humanos! Yo os cree, os diseñé, y os he dado todo lo que tenéis».

No tardaríamos en preguntarle cosas como: ¿Hay vida después de la muerte? ¿Cuánto tiempo llevas «vivo»? ¿Hay vida en otros planetas? ¿Quién te creó a ti? Y quizá la incontestable: ¿por qué nos creaste? ¿Fue capricho? ¿Acaso con una finalidad concreta?

La ciencia nunca llegará a saberlo todo, ni a responder las cuestiones fundamentales, debido a su método de avanzar, la duda, y porque siempre habrá que recurrir a una definición de partida de las cuestiones fundamentales.

En un sentido trivial, la humanidad nunca podrá saber todo lo que se puede saber. Nunca sabremos cuántos pelos había en la cabeza de Platón cuando murió, ni si Jesús estornudó mientras pronunciaba el Sermón de la Montaña. Nunca conoceremos todos los dígitos decimales de pi, ni todos los teoremas posibles de la geometría. Ni siquiera llegaremos a conocer todos los posibles teoremas referentes a los triángulos. Nunca conoceremos todas las melodías posibles, ni todos los poemas, novelas, cuadros, chistes o trucos de magia, porque las combinaciones posibles son ilimitadas.

Además, tal como nos enseñó Kurt Godel, todo sistema matemático lo bastante complejo como para incluir la aritmética contiene teoremas que no se puede demostrar si son ciertos o falsos por medio del sistema.

Supongamos que en algún tiempo futuro se desarrolla una Teoría de Todo que incluya todas las leyes y constantes básicas. La explicación consiste en encontrar una ley general que explique un hecho o una ley menos general. ¿Por qué la Tierra gira alrededor del Sol? Porque obedece las leyes de gravitación. ¿Por qué hay leyes de gravitación? Porque, según reveló Einstein, las grandes masas distorsionan el espacio-tiempo, haciendo que los objetos se muevan siguiendo trayectorias geodésicas. ¿Por qué los objetos siguen trayectorias geodésicas? Porque son las rutas más cortas a través del espacio-tiempo. ¿Por qué los objetos toman las rutas más cortas? Aquí nos tropezamos con un muro de piedra. El tiempo, el espacio y el cambio son aspectos de la realidad que vienen dados.

Martin Gardner.

Y si el universo es fractal, como pensaba Asimov:

«Creo que el conocimiento científico tiene propiedades fractales: que por mucho que aprendamos, lo que queda, por pequeño que parezca, es tan infinitamente complejo como el todo por el que empezamos.

Ese, creo yo, es el secreto del universo». (Ver «El secreto del universo»)

Resulta realmente angustioso pensar que por mucho que avancemos «la raza humana estará tan lejos del final del conocimiento como estamos ahora» (Gernsback).

Si la teoría de la supercuerda es correcta, eso significa que todas las partículas fundamentales están formadas por lazos increíblemente pequeños con una fuerza de tensión enorme. Su manera de vibrar genera todo el catálogo de partículas. ¿De qué están hechas las supercuerdas? Por lo que sabemos, no están hechas de nada. Son puros artefactos matemáticos. Si las supercuerdas son el fin del camino, entonces todo lo que existe en nuestro universo, incluyéndonos a usted y a mí, es una construcción matemática. Como dijo una vez un amigo mío, el universo parece estar hecho de nada, y sin embargo se las arregla para existir.

Martin Gardner.

En fin, las típicas reflexiones que, aunque antiguas y repetitivas, te pueden dejar en vela una o varias noches, sobre todo cuando empiezas a pensar por primera vez en ellas, en esos años de adolescencia. Algo normal, ya que no dejan de ser las grandes preguntas del ser humano y que no pueden faltar, y debemos enseñar, en un aula de secundaria, ya sea en una asignatura de ciencias, de letras o de arte.

Cuando les cuento estas cosas a los alumnos me suelen contestar: ¡qué paranoia maestro! Quizás tengan razón y sea todo una paranoia, una alucinación del ser humano. Pero eso es otro debate.

Científicos y religiosos, déjense se perder el tiempo con el enterno debate sin solución y que cada uno se dedique a lo suyo.

La vida sintética o «artificial» nos hará reflexionar sobre cómo se pudo formar la vida pero nunca el porqué. Pueden estar tranquilos los poderosos de la Iglesia que  la ciencia nunca sabrá el porqué, aunque vaya desmontado con pruebas cada dogma religioso.

Por todo esto, soy de la opinión que la religión debe ser una forma poética de vivir la vida y de buscar la felicidad personal, no una imposición de los dogmas impuestos desde esferas superiores que en muchas ocasiones no concuerdan con el sentido real de la religión, y que se empeñan en negar y despreciar el conocimiento científico, que, por otro lado, nunca debe presumir de tener la verdad absoluta, porque perdería su propia esencia.

Fuente consultada: Martin Gardner. ¿Tenían ombligo Adán y Eva?

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11 comentarios »

  1. Hola,

    La argumentación estaría bien, si no fuera porque no hay nada que indique que tenga que haber un por qué para todo esto. La profesión de fe de los creyentes es, por tanto, doble: creen que hay un por qué, y que solo el suyo es el verdadero.

    Por otra parte, la religión es lo que es, y no lo que a uno le gustaría que fuera: sin dogmas no habría religión. Y sin jerarquías que guarden los dogmas, tampoco. Ya me gustaría que Rouco te diera la razón, pero es lo que hay.

    La respuesta a tu alumno es más simple de lo que parece (aunque seguramente por su edad no le gustará). Yo le respondería algo así:

    No se puede conciliar ciencia y religión. No se puede ahora ni se ha podido nunca. Sin embargo eso no ha impedido que grandes pensadores estudiaran el mundo en todas sus facetas y llegaran a conclusiones contrarias a la religión en que que se consideraban creyentes. La mayoria aprendieron a vivir con esas contradicciones, que no son exclusivas de los asuntos religiosos, generalmente relajando sus convicciones en alguno de los dos sentidos. A qué sentido has de dar preferencia es algo que solo tu puedes decidir.

    Finalmente, siempre he defendido que el debate religioso (y el político, en buena medida) es veneno para la escuela; pero también soy de la opinión de que la escuela tiene el deber de confrontar a los alumnos con la realidad y con las mejores explicaciones que tenemos de ella, independientemente de las convicciones de los alumnos, sus padres, los profesores o los administradores.

    Un saludo,
    Un saludo,

  2. Un determinado sentido religioso puede convivir con la ciencia sin conflicto.

    El problema es que prácticamente ningún creyente tiene ese particular concepto de la divinidad.

    Suelen Tener un concepto que incluye un dios, que con más o menos detalle explica cómo son las cosas, y aquí entra el conflicto seguro, porque esas explicaciones nunca son mejores de las que podían inventar la gente de la e?oca de esos textos. Curioso, cuanto menos, siendo ese dios habitualmente intemporal y omnisciente.

  3. Saludos Lorenzo

    Muy de acuerdo con lo que dikces, a menudo me veo contando este tipo de cosas en las clases, charlas, conferencias, en mi blog o en mis libros… donde me lo quieran escuchar

    En un comentario dicen que no tiene por qué haber un «por qué». No tenemos respuesta a esa pregunta, pero que no exista tal respuesta es una opción más sobre la que no tenemos certeza. Así que pensar que no hay respuesta es un acto de fe, en realidad.

    Cuando dices que no se debe influir, quizá tengas razón, pero como es imposible no influir, no es una opción. Hagas lo que hagas en cualquier dirección inluirás en ellos, sólo puedes elegir entre influir en la dirección que crees mejor para ellos.

    A esto yo suelo añadir que me parece muy interesante buscar otros caminos para explorar ese ámbito no científico de los por qués. Entre los que están el arte y la espiritualidad. En mi opinión la única forma asumible de religión por alguien con espíritu científico es la mística, en la que se tiene experiencia directa de esas realidades que se buscan. Como esto suena muy gordo, podemos empezar con unos éxtasis sencillos en la contemplación de la belleza.

    Me perdonarás la autocita
    http://lacienciaparatodos.wordpress.com/2009/11/01/algo-mas-alla-de-la-ciencia/

    y la publicidad, porque este post forma parte de mi recientito nuevo libro (que habla mucho sobre este terreno fronterizo del que trata tu entrada)

    http://lacienciaparatodos.wordpress.com/2010/05/24/%c2%bfcomo-le-cuento-esto-a-un-extraterrestre-%c2%a1tenemos-nuevo-libro/

    Un abrazo

  4. Estoy de acuerdo que es imposible no influir. A lo que me refiero es que, en mi opinión, hay que ayudar a que el alumno reflexione y construya su propia opinión, no imponer una opinión diciendo «Esto es verdad y lo demás es mentira». Yo doy mi opinión y les planteo preguntas para que piensen y sean críticos con la religión y con la propia ciencia. Con eso ya estoy influyendo en ellos, pero ellos tienen la última palabra.
    Ellos me sulen decir: «Sí, profesor, pero tú eres creyente o no». Yo les suelo contestar pero termino diciendo que es mi opinión y yo no puedo decir cómo y qué tiene que pensar cada uno.

    La decisión de elegir entre una y otra, o convivir con las dos «verdades», es personal e intransferible.

    Ford Prefect, creo que la escuela tiene que educar y no adoctrinar. Si el mensaje es que mi verdad científica es la única y la mejor, es adoctrinamiento, y, como digo al final del artículo, la propia ciencia perdería su esencia, que es dudar siempre de lo que conoce, ese es el motor que le hace avanzar. ¿No dudó Einstein de las leyes de Newton, del tiempo y del espacio absolutos?

    Educar es hacer pensar, tanto a favor como en contra de la ciencia, los científicos o la religión.

    Un par de frases muy ilustrativas:

    “La finalidad de la ciencia no consiste en hallar el “significado” del mundo. El mundo no tiene ningún significado. Simplemente es.” John Bainville

    «Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.» José Ortega y Gasset.

    Saludos, y gracias por participar en esta reflexión.

  5. No existe la dualidad, no existe Dios, y todas las enseñanzas religiosas son tan ficticias como las telenovelas. Si decides disfrutar de la religión, puedes hacerlo sabiendo que es ficción, y que sus enseñanzas no representan conocimiento alguno sobre la realidad.

    La conciliación de la religión con la ciencia genera la dualidad, la creencia que existen dos formas de explicar la realidad, una objetiva, y otra subjetiva, y que no existen realidades absolutas porque dependen de la percepción individual de las cosas. Pues todo esto es sinsentido destinado a mantener la corrección política por encima de la sensatez, y permitir que la gente se salga con la suya creyendo en lo que les de la gana.

    La realidad es lo que podemos observar, deducir a través de la razón y la experimentación, es lo que la naturaleza nos muestra como real, y que puede ser medible. Las enseñanzas de la religión nunca tienen nada que ver con esto. La creencia en Dios tampoco tiene nada que ver con esto. La ciencia ha demostrado hasta la saciedad que no existe un por qué, y que nada ha sido “creado”, sino que las cosas han “aparecido” siguiendo un proceso bien comprendido de interacciones y azar. Se sabe que las mutaciones no son producto de la interacción consciente, y que el resultado de estas, aunque haya desarrollado la conciencia, no proviene de un proceso consciente.

    Para cerrar el asunto de la religión, está siempre la pregunta sobre cuál será la religión verdadera. La respuesta es simple: ninguna, porque todos sus dogmas han sido refutados por el conocimiento científico, ganado a través de la observación. Si la religión es algo, es poesía subjetiva, y no tiene relación alguna con la realidad; es sólo un método para esquivar nuestro propio temor a la muerte con la idea de que somos parte de algo más grande que es eterno e inmortal, y no efímero e insignificante.

    Así que más vale dejarse de tonterías, y comprender que no hay ningún padre creador consciente bondadoso en algún lugar esperando nuestras conciencias cuando muramos, con la promesa de la eternidad. Estamos solos aquí, no somos eternos, eventualmente moriremos con nuestras conciencias, y lo único que podemos hacer para engañar a la muerte es desarrollar ciencia y tecnología que nos permita vivir cada vez más, lograr comprender los mecanismos biológicos que dan lugar a la conciencia, y dominarlos. Entonces seremos testigos de la caída de la religión y la dualidad, una vez que hayamos vencido a la muerte, y el consiguiente temor que le profesamos.

  6. Hola de nuevo.

    No es infrecuente que el debate ciencia/religión se haga referencia a ciertas actitudes comtemplativas, más o menos místicas, como una forma relajada (e incluso deseable) de religión. Si bien es cierto que algo así no ocasiona en principio ningún conflicto con nuestro conocimiento actual de la vida, el universo y todo lo demas 😉 también es cierto que históricamente es una actitud muy minoritaria e incluso yo diría que es antropologicamente contraria al concepto de religión (de religare, reunir) por lo que veo pocas posiblidades que las religiones estructuradas y jerarquizadas evolucionen en este sentido.

    Y aunque en principio pueda parecer una posibilidad aceptable para que los «creyentes culturales» (todos esas personas que se declaran creyentes en las encuestas aunque en realidad sigan poco o nada los dictados de su iglesia) se desliguen de su iglesia, lo cierto es que la falta de estructuración y la carencia de ritos hace que esté abocada al fracaso.

    Respecto a los «por qué», Javier, me temo que es un error proponer «actos de fe» negativos. Mi comentario solo quería resaltar que Lorenzo daba por hecho que ese por qué debía existir y elegir cual creer es un acto voluntario. Al margen de que la elección sea o no voluntaria (lo cual es muy, muy discutible. Luego volveré sobre ésto), lo cierto es que no hay ningún hecho que apoye la existencia de ese «por qué». La frase de Bainville que cita Lorenzo parec en cajar aquí perfectamente.

    Las definiciones, por otra parte, han de diferenciar lo que es de lo que no es, o será irrelevante para este debate. ësta es una estrategia que (sin querer extenderla a ti personalmente) utilizan habitualmente creyentes, creacionistas y demás cuando dicen cosas como que el ateísmo es también una religión, o que el diseño inteligente es una teoría tan científica como la evolución. En realidad, solo están retorciendo el lenguaje para que las descripciones no signifiquen nada y, no pudiendo distinguir unas cosas de otras, café para todos.

    Lo único cierto es que, hablando de religión, si hace falta un acto de fe para creer en la existencia de un «por qué» sin base real, rechazarlo es rechazar el acto de fe. Del mismo modo, hace falta un acto de fe para creer en el dragón de Sagan o la tetera de Russell, pero no para rechazar esas hipótesis.

    Lorenzo, nunca he dudado de que creas que la escuela no debe adoctrinar. Yo tampoco. Si relees mi mensaje, verás que hablo de confrontar a los alumnos con la realidad. Quizá la confusión venga de que no precisé que me refería a la realidad física, y en este sentido la validez (que no verdad) científica es la única aceptable ya que la ciencia es la única herramienta eficaz que tenemos para interpretar la realidad física. Solo por aclarar, cuando escribía eso estaba pensando en el creacionismo y cosas similares.

    Lógicamente en terrenos más alejados de la realidad física entramos en ámbitos más opinables, incluso ideológicamente (la frase de Ortega encaja aquí de perlas), y son a los que me refería con «veneno para la escuela» y que, en mi opinión, deben evitarse escrupulosamente.

    No quisiera entrar en un debate sobre lo que es o no es la ciencia, pero «duda» no me parece un término adecuado para fundamentar el conocimiento científico por cuanto tiene una connotación de «error» que no es en modo alguno intrinseco a la ciencia. Otra cosa es hablar de incompletitud y decir que nuestro conocimiento cientifico es esencialmente incompleto.

    En este sentido, Einstein no necesitó dudar de las leyes de Newton. Por un lado sabía que eran incompletas porque todas lo son (incluidas las suyas o no les hubiera dedicado el resto de su vida) y por otro porque sabía que no funcionaban, por ejemplo, en el cálculo de la órbita de Mercurio. El ejemplo me parece paradigmático porque por un lado muestra que el conocimiento científico es y será siempre incompleto pero es incremental, es decir, hay un parte creciente que es válida (y nunca dejará ya de serlo), pero podemos tener la seguridad de que hay partes que quedan sin explicar adecuadamente.

    Un saludo,

  7. Las enseñanzas religiosas pueden ser ficticias, pero no se puede negar que el espíritu religioso es humano. Aunque uno sea ateo, se pregunta sobre la existencia de Dios, aunque sea para negarlo.

    Está claro que la religión proviene de la consciencia, del saber que uno existe y no saber el motivo.
    Cuando se es consciente de que uno existe y no tiene respuestas a muchas preguntas: la muerte, la vida, etc., es cuando aparece el espíritu religioso.

    Cuando uno está debajo de los escombros de un terremoto como el de Haití, supongo que, al menos, desea que exista Dios, aunque no crea. Creo que la gente creyente tiene un sentimiento más cercano al deseo de que exista Dios, que crean que existe de verdad.

  8. Al margen de que hay un cierto etnocentrismo en tu explicación (la mayor parte de la gente que sufrió el terremoto de Haití no tiene la misma visión religiosa que tu o yo) y una cierta ucronía (ni mucho menos la gente de hace 10.000 años, por ejemplo), el sentimiento religioso no es ni más ni menos humano que la bondad, la envidia, el egoísmo, el amor, la violencia, la amistad, etc.

    Eso no lo convierte en bueno ni en malo; ni mucho menos en cierto o falso.

    Un saludo,

  9. Hola a todos.
    Existe una tendencia en la humanidad a buscar los por qué de las cosas. El autor del artículo es fiel ejemplo de esa manía. Fiel reflejo del idealismo filosófico y más específicamente herencia de las culturas que han dominado el mundo. La pregunta del por qué de las cosas se promueve en forma acientífica no sólo entre los estudiantes, sino a través de los medios de comunicación en forma subrepticial entre toda la sociedad, y lleva a que todos – en su sabiduría o su ignorancia – le busquen respuesta. Pues bueno, la respuesta más corriente es la que dan las personas que no tienen o no han tenido ninguna formación académica (no han pasado por la escuela) o han sido formados en centros marcadamente religiosos: ¿por qué y ahí aparecen los dioses.
    Preguntar el por qué de las cosas es para la ciencia la piedra de toque. Elemento fundamental en el proceso del conocimiento y elemento fundamental en el proceso de investigación. Observamos los fenómenos, pero no vemos sino la apariencia. Preguntamos el por qué para indagar en la esencia misma de los procesos y las cosas. Pero no lo hacemos siguiendo un dogma de fe, sino poniendo la existencia misma de las cosas y los fenómenos a prueba, para verificar la autenticidad de la información que hemos obtenido, para repetir los procesos. Todo eso hace parte del trabajo investigativo.
    No es labor de los seres humanos preguntar el porqué de todo, siempre que no lo necesite, pues aparecerían preguntas demasiado absurdas. por ejemplo: ¿por qué esa mariposa vuela? ¿por qué rodó la roca cuando yo pasé?¿por qué me tengo que bajar del autobús?.
    Creo que es peligroso y comprometedor decir que «la ciencia y la religión pueden convivir en una sola persona», pues es aceptar que cualquier cosa que piense un individuo es verdad y eso es puro PLURALISMO FILOSÓFICO. Son dos formas de ver el mundo totalmente opuestas y la religión parte de la fe y no de la realidad, por lo tanto no es correcta. No podemos poner a decidir a los estudiantes en qué creer, pues ello es suponer que ellos llegarán a la mejor elección por sí solos y ellos no tienen la posibilidad de hacerlo (estoy hablando de los chicos hasta la secundaria).
    Nuestra labor como divulgadores científicos no es llevar «verdades absolutistas», decir «esto es así y no puede haber más», eso sería convertir la ciencia en otro dogma. Pero si es labor nuestra enseñar el método para conocer las cosas, enseñarles a indagar y plantear las preguntas correctas. No hacerlo, y limitarnos a repetir conocimientos librescos sería peor que cualquier otra religión.
    No es cierto, como afirma el articulista que «la religión es un asunto personal», así sea su opinión personal, porque en todas las sociedades y particularmente en una sociedad como la que vivimos actualmente,no es posible decir que el hombre se pueda autodeterminar. Vivimos una sociedad globalizada en lo social, lo económico y en lo político; globalización que no permite decidir, sino que impone las formas de pensar (No estoy hablando de los librepensadores que estudian en las universidades, o que tienen la posibilidad de investigar, sino de los miles de millones de seres humanos que viven en la más profunda miseria social, económica e intelectual) y por ello es tan importante para quienes dominan imponer formas de ver el mundo. El idealismo, y la religión como su principal espada, es la forma más directa de imponer para gobernar el mundo. Eso es lo que vemos.
    De plano no existe ningún dios, y así hay que planteárselo a los estudiantes a cualquier nivel, sin importar cuales sean las convicciones que ellos profesen. Eso hace parte de nuestra labor de difusión científica. Y ello nos traerá problemas grandes y pequeños con las comunidades, con los sacerdotes, con los estudiantes, con los directivos docentes, pero no por ello debemos dejar de hacerlo. Es una lucha a muerte dentro de las aulas por hacer avanzar el conocimiento o por dejarlo en la edad media.
    Es claro que las religiones se extinguirán cuando la base material que les da la vida deje de existir y para ello se requiere un cambio radical en la sociedad, de forma que los seres humanos puedan trabajar libremente, vivir libremente y pensar libremente. Una vez tengamos eso no tendremos que preguntar tantos porqués innecesarios, pues ya no tendremos en nuestras cabezas las cadenas que nos atan a un pasado tan limitante, y por el contrario seremos libres para preguntar el por qué de las cosas que requerimos para vivir como hombres libres.
    Podemos seguir el debate…algebraalpiso@yahoo.es

  10. LA PAIDEIA GRIEGA DE CRISTO o HELENISMO CRISTIANO –VS- JUDEO CRISTIANISMO: La semana santa es tiempo de recogimiento, meditación, ejercicios espirituales y rectificación: La paideia griega tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales (cultivo de sí), a fin de prevenir y curar las enfermedades del alma. El educador, utilizando el discurso filosófico y la discusión de casos y ejemplos prácticos, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos) __La vida, ejemplo y enseñanzas de Cristo coincide cien por ciento con el currículo y objetivo de la filosofía griega. Y por su autentico valor pedagógico, el apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo (posteriormente enriquecida por San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría, con el currículo y la metodología de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,), a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). Meta que no se ha logrado debido que la teología judeo cristiana fruto de la unión de la paideia de Cristo con Antiguo Testamento, al apartar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores extraviándolos hacia la ecumene abrahámica que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual)__ Es tiempo de rectificar y retomar la paideia griega de Cristo, separando de nuestra fe el Antiguo Testamento y su teología fantástica que han impedido a los pueblos cristianos alcanzar la supra humanidad. Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD

  11. JAQUE MATE A LA DOCTRINA JUDAIZANTE DE LA IGLESIA. La importancia de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para visualizar nítidamente __la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar al cristianismo de su doctrina más importante. Desechando la prueba viviente en Cristo hombre que nos confirma que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta, patente en Cristo (cero defectos), que nos da acceso a las potencialidades del espíritu. Doctrina sustentada por filósofos y místicos __y la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana, a fin de afrontar con éxito: el ateismo, el islamismo, el judaísmo, el nihilismo, la nueva Era y la modernidad, que amenazan con sofocar el mensaje universal de Cristo. http://es.scribd.com/doc/73946749/Jaque-Mate-a-La-Doctrina-Judaizante-de-La-Iglesia

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